El uso de inteligencia artificial (IA) ha desatado una controversia significativa debido a la explotación masiva de contenido en internet sin permiso. Empresas de IA como Perplexity han sido acusadas de prácticas deshonestas como plagiar artículos completos, evadir muros de pago y violar directrices de rastreo. Estas acciones se justifican bajo el concepto de “uso justo”, lo cual permite el uso limitado de material protegido sin autorización. Sin embargo, esta recolección indiscriminada de datos ha generado problemas legales y un debate ético sobre los límites de la transparencia y el consentimiento en el uso de datos. La falta de claridad sobre las fuentes de datos utilizados para entrenar modelos de IA y las acusaciones de robo de contenido han puesto a estas empresas en el punto de mira de críticas y demandas judiciales. El artículo menciona cómo empresas como OpenAI y Google han negociado acuerdos con proveedores de contenido para evitar conflictos, pero también señala la existencia de comportamientos aún más agresivos por parte de startups como Perplexity. Este caso ilustra cómo la voracidad de datos puede llevar a prácticas cuestionables y la necesidad de un mayor control y regulación en el uso de información para el desarrollo de tecnologías de IA.